El Papa Francisco nos brinda 5 claves para vivir esta cuaresma en familia

EL PAPA FRANCISCO NOS BRINDA 5 CLAVES PARA VIVIR ESTA CUARESMA EN FAMILIA
«ESTE ES EL TIEMPO FAVORABLE, ESTE ES EL DÍA DE LA SALVACIÓN» (2 Co 6,2). Con esta expresión, el apóstol Pablo nos ayuda a entrar en el espíritu del tiempo cuaresmal. La Cuaresma ciertamente es el tiempo favorable para volver a lo esencial, para despojarnos de lo que nos pesa, para reconciliarnos con Dios, para reavivar el fuego del Espíritu Santo que habita escondido entre las cenizas de nuestra frágil humanidad. Volver a lo esencial. Es el tiempo de gracia para llevar a cabo lo que el Señor nos ha pedido en el primer versículo de la Palabra que hemos escuchado: «Vuelvan a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Volver a lo esencial, que es el Señor.
La Cuaresma es por tanto el tiempo para que recordemos quién es el Creador y quién la criatura; para proclamar que sólo Dios es el Señor; para desnudarnos de la pretensión de bastarnos a nosotros mismos y del afán de ponernos en el centro, de ser los primeros de la clase, de pensar que sólo con nuestras capacidades podemos ser protagonistas de la vida y trasformar el mundo que nos rodea.
Este es el tiempo favorable para convertirnos, para cambiar la mirada antes que nada sobre nosotros mismos, para vernos por dentro. Cuántas distracciones y superficialidades nos apartan de lo que es importante. Cuántas veces nos centramos en nuestros deseos o en lo que nos falta, alejándonos del centro del corazón, olvidándonos de abrazar el sentido de nuestro ser en el mundo.
La Cuaresma es un tiempo de verdad, para quitarnos las máscaras que llevamos cada día aparentando ser perfectos a los ojos del mundo; para luchar, como nos ha dicho Jesús en el Evangelio, contra la falsedad y la hipocresía. No las de los demás, sino las nuestras; mirarlas a la cara y luchar.
En este tiempo particular que vivimos, las familias nos hemos visto más “dispersas” por diferentes motivos que han provocado una disfunción incluso en el espacio físico que compartimos. Pensar en vivir una cuaresma como familia es algo oportuno y creo que hasta de gran ayuda.
Ahora de la mano del papa Francisco y su mensaje para esta Cuaresma, nos regala cinco claves que serán de gran ayuda para vivir mejor esta Cuaresma en familia.
- Cuaresma en familia: una decisión consensuada. –
Si como familia vamos a decidir vivir este tiempo también comunitariamente, es importante consultarlo entre todos los miembros y no imponerlo rígidamente. Sobre todo, si tenemos niños y adolescentes en casa.
La fe y el amor a Dios es algo que se inculca, se fomenta, pero no se impone, y menos bajo amenaza de castigo.
- Ayuno, oración y limosna, son obras de amor y no de temor. –
El ayuno, la oración y la limosna; tal como los presenta Jesús en su predicación (cf. Mt 6,1-18), son las condiciones y la expresión de nuestra conversión (Papa Francisco, Mensaje para la cuaresma 2021).
No les tengamos miedo, entreguémonos a estas prácticas entendiendo lo que significan.
- Ayunemos de palabras ofensivas. –
El ayuno no solo significa privarnos de comida. Más allá de hacer ayuno el Miércoles de Ceniza y el viernes santo. Y abstenernos de la carne los viernes de Cuaresma, como familia podemos escoger hacer ayuno de palabras ofensivas y elegir amarnos con cada una de ellas.
Elegir otras palabras, sobre todo en los momentos más complicados, como cuando los padres perdemos la paciencia con los hijos. O cuando entre esposos salta algún conflicto. Existen muchas maneras de ayunar, solo hay que esforzarse un poco.
El papa Francisco nos invita a decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan. En lugar de palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian (Carta Encíclica. Fratelli Tutti 223). Pongámonos un reto a conquistar como familia en esta cuaresma.
- Caridad comprometida con el otro. –
Como familia, elijamos comprometernos en ayudar con algo o a alguien en concreto. En este tiempo de tanta necesidad, en que sobre la pobreza que ya existía, como consecuencia de propias decisiones personales o dependientes, muchos han perdido el trabajo, pensemos cómo darles una mano.
La limosna, ayudar al más necesitado puede convertirse en una práctica familiar concreta. Pensemos si podemos dar algún donativo a otra familia.
Podemos comprometernos más concretamente con las obras de nuestra parroquia. Podemos acudir a ella para ofrecer nuestra ayuda concreta en este tiempo y seguro que vamos a encontrar mil iniciativas necesitadas.
Limosna no se trata de entregar dinero fríamente, se trata de salir de nosotros mismos, compadecernos con el sufrimiento del otro y ayudarlo concretamente con bienes materiales.
Tal vez podemos comprometernos con alguien que conocemos que necesita ayuda, un vecino, un amigo, alguien que vive solo. A veces personas cercanas necesitan mucho más de nuestra ayuda y ni siquiera lo sospechamos.
Aquel que se ocupa de la limpieza del edificio, de la calle de nuestra ciudad, el portero de nuestro colegio, el mozo que solía atendernos tan amablemente.
Cada uno desde el más grande hasta el más pequeño de la familia puede contribuir. Es fundamental que como padres le expliquemos a los más pequeños qué es lo que estamos haciendo y porqué.
Tal vez podemos dejar de comprar algo que solíamos comprar, como postres, y ese dinero destinarlo a nuestra obra de caridad.
“La caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y que suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión” (Papa Francisco, Mensaje para la Cuaresma 2021)
- Oración familiar de la Palabra. –
Muchas familias ya tienen un momento concreto destinado a la oración, sobre todo aquellas con niños pequeños. Es usual que, al acostarlos, los padres recen una pequeña oración con ellos o tengamos la costumbre de bendecir siempre la mesa.
Pero más allá de estos pequeños momentos hagamos de la oración y el diálogo frecuente con Dios, algo cotidiano.
Compartamos la Palabra de Dios juntos. Qué manera más concreta que conocer a Dios y acercarnos a Él que a través de la meditación de las Escrituras.
Animémonos a leer el Evangelio del día en familia y dejarnos interpelar por él. Una pequeña lectura en familia y luego recoger brevemente las impresiones de cada uno es una gran dinámica. Se trata de ir abriendo el corazón a la Palabra de vida.
La palabra de Dios nos anima a vivir la verdad que se manifestó en Cristo, y que es una verdad al alcance de todos. Como dice el papa Francisco, es una verdad que:
«No es una construcción del intelecto, destinada a pocas mentes elegidas, superiores o ilustres, sino que es un mensaje que recibimos y podemos comprender gracias a la inteligencia del corazón, abierto a la grandeza de Dios que nos ama antes de que nosotros mismos seamos conscientes de ello».
Comisión Familia y Vida
Arzobispado de Lima