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Hoy Miércoles Santo profundicemos en tres dimensiones que atentan contra la Vida, y tú ¿Qué piensas hacer?. Que esta Semana Mayor, nuestro Señor Jesucristo nos guie con su pasión a accionar y meditar como nos unimos a este su dolor actual.Hagamos vida, la cultura por la ¡Vida!.Sí sabes cuales son las 3 dimensiones que atentan contra la vida, déjalas en los comentarios. 👇🏼👇🏼👇🏼 ... Ver másVer menos
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En este Día del Niño por Nacer, recordemos con gratitud el regalo divino de la vida desde su concepción hasta la muerte natural. La enseñanza católica nos guía a proteger y valorar cada vida como un don sagrado, reflejo del amor de Dios. Que nuestro compromiso con la defensa de la vida sea firme y lleno de compasión, inspirándonos en la fe para construir un mundo donde cada ser humano sea respetado y amado desde el principio hasta el final de su existencia. “Un hijo es siempre un don” nos dice el Santo Padre Papa Francisco. En el Día del Niño por Nacer, reflexionemos sobre la sacralidad de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural, guiados por los principios fundamentales de la fe católica. La Iglesia enseña que cada ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios, dotado de dignidad intrínseca desde el momento de la concepción. Este día nos invita a profundizar en la comprensión y aprecio de este regalo divino. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda en el párrafo 2270 que “La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción”. Este principio se basa en el fundamento bíblico que reconoce el acto creativo de Dios en la formación de cada individuo. El Salmo 139:13-16 celebra esta maravillosa creación divina, proclamando: “Tú creaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te doy gracias porque me has hecho de manera asombrosa y maravillosa”. La enseñanza católica subraya que la vida es un don que no solo debe ser respetado, sino también cuidado y protegido. En el documento Evangelium Vitae, el Papa Juan Pablo II destacaba la responsabilidad de toda la sociedad en la defensa de la vida:“La vida humana impone deberes que deben ser cumplidos con la mayor diligencia. La vida es un don de Dios, y quienquiera que intente destruirlo está desafiando al Creador”; (EV, 27). Al celebrar el Día del Niño por Nacer, no podemos pasar por alto la importancia de apoyar a las madres en situaciones difíciles. La Iglesia aboga por ofrecer alternativas que respeten la vida y promuevan el bienestar de la madre y el niño. El respeto por la vida no se limita a la concepción, sino que abarca toda la existencia. La Carta Encíclica Caritas in Veritate destaca la interconexión entre el respeto por la vida y la promoción del desarrollo humano integral. La vida, desde su inicio hasta su fin natural, está intrínsecamente relacionada con el misterio de la creación divina. En el Génesis 1:27 leemos: “Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Este pasaje subraya la igual dignidad de cada ser humano, independientemente de su etapa de desarrollo. Celebrar el Día del Niño por Nacer es reconocer y honrar esta imagen divina en cada persona. La defensa de la vida humana no se limita a la etapa prenatal; se extiende hasta la muerte natural. La Iglesia aboga por el respeto a la dignidad de la vida en todas las etapas. La Encíclica Evangelium Vitae recalca que; “La vida es siempre un bien”; y que “la cultura de la vida debe abrazar también la ancianidad”; (EV, 38). Cada vida, independientemente de su fase, merece ser tratada con amor y cuidado. En el Día del Niño por Nacer, renovemos nuestro compromiso con la cultura de la vida. Recordemos las palabras del Papa Francisco, quien ha instado a defender la vida en todas sus etapas, desde el inicio hasta su término natural. La vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, es un regalo divino que requiere nuestro respeto y protección.Que la celebración de este día nos inspire a ser defensores apasionados de la vida, siguiendo el ejemplo de Jesús, quien nos enseña el valor sagrado de cada ser humano. Que podamos construir una sociedad que abrace y proteja la vida en todas sus manifestaciones, reconociendo la luz divina que brilla en cada persona, desde el momento de la concepción hasta su entrada en la eternidad.En este Día del Niño por Nacer, elevamos nuestras voces para defender con firmeza la sacralidad de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural, guiados por los principiosfundamentales de nuestra fe. La enseñanza de la Iglesia es clara y contundente: cada vida es un don de Dios, un testimonio su amor creador. Desde los primeros versículos del Libro del Génesis, la Biblia nos revela que somos creados a imagen y semejanza de Dios. “Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”; (Génesis 1:27). Este pasaje nos recuerda la dignidad intrínseca de cada ser humano, un reflejo directo del Creador. Celebrar el Día del Niño por Nacer es reconocer y honrar esta imagen divina en cada vida que comienza su camino en el seno materno. La Iglesia, a lo largo de los siglos, ha afirmado la inviolabilidad de la vida humana desde la concepción. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña en el párrafo 2270 que; “La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción”; Este respeto por la vida se basa en la comprensión de que cada ser humano es amado y conocido por Dios incluso antes de su nacimiento, como se expresa en el Salmo 139:13-16. En la sociedad actual, el flagelo del aborto se presenta como una amenaza directa a la vida de los más vulnerables. La Iglesia condena enérgicamente esta práctica, como nos decía con claridad San Juan Pablo II en la Evangelium Vitae: “La vida es siempre un bien. Este es un hecho evidente, aunque no todos lo acepten”; La maldad del aborto reside en el rechazo de este bien supremo, en la negación del valor intrínseco de la vida de todo ser humano, y en la interrupción de la obra creadora de Dios. Al denunciar el aborto, no solo expresamos nuestra posición desde la fe, sino que también nos unimos a la defensa de los derechos más básicos e inalienables. La Declaración Universal de Derechos Humanos reconoce el derecho a la vida como el primero y más fundamental de todos. En nuestra lucha contra la maldad del aborto, abogamos por el respeto a este derecho inherente a cada ser humano desde la concepción hasta su fin natural. El Día del Niño por Nacer nos llama a ser voz de los que no tienen voz, defensores de los indefensos. La cultura de la muerte, que promueve el aborto como una opción, contrasta directamente con los valores cristianos. La Encíclica Evangelium Vitae señala que; “La elección deliberada de destruir una vida humana inocente es siempre moralmente mala y nunca puede ser lícita; (EV, 62). Abogar por la vida es abogar por la justicia y la compasión. En medio de las controversias y presiones sociales, recordemos las palabras del Papa Francisco, quien nos insta a ser; defensores decididos de la vida; y a rechazar la cultura del descarte. Celebrar el Día del Niño por Nacer es comprometerse a construir una cultura de la vida donde cada persona, sin importar su fase de desarrollo, sea respetada, amada y protegida. Es así también que el Santo Padre nos recuerda que “son las instituciones, sociales y políticas, las que tienen el deber fundamental de proteger y promover la dignidad de todo ser humano, ofreciendo a las mujeres, portadoras de vida, las condiciones necesarias para poder acoger el don de la vida y asegurar a sus hijos una existencia digna.”; Que, en este día, nuestra fe se traduzca en acción, en la defensa activa de la vida humana. Que inspiremos cambios significativos en la sociedad, recordando siempre que la vida es un don divino que debe ser resguardado y valorado. Que nuestras palabras y acciones reflejen el amor de Cristo, que es la fuente última de nuestra esperanza y la razón fundamental para abrazar y defender cada vida desde la concepción hasta la muerte natural. Encomendemos esta labor de defensa de la vida a nuestra Santa Madre María y pidamos que guarde a cada niño por nacer y a sus padres en su Inmaculado Corazón. ... Ver másVer menos
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Desde la Comisión de Familia y Vida, seguimos nuestras reuniones de trabajo con los representantes de Pastoral Familiar de los decanatos de nuestro Arzobispado de LimaEl pasado 9 de Marzo, en el marco de la Cultura por la vida, presentamos la charla "El don de la vida, tesoro de las Familias, a cargo del Doctor Martin Tantaleán, dirigida a los representantes de decanatos, como preambulos de las actividades de formación promovidas por nuestra comisión.Seguidamente, los responsables de la Comisión junto al acompañamiento de Monseñor Guillermo Elias Millares, se explicaron las generalidades de la primera acción significativa del 2024, titulada: "Hagamos vida la Cultura por la vida", que incluye actividades de formación, espiritualidad y confraternidad. Esta se efectuará del 22 al 26 de Abril. Próximamente estaremos ofreciendo mayores alcances en esta página.Que la Sagrada Familia de Nazareth continue iluminando este camino para acompañar a todas las familias de nuestra Arquidiocesis.Sagrada Familia de Nazareth ¡Ruega por Nosotros! ... Ver másVer menos
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En el día de hoy la Pastoral Familiar Arzobispado de Lima se reúne con los Sacerdotes Decanos de Pastoral Familiar para trabajar en coordinación y colaboración para la ejecución del plan pastoral ... Ver másVer menos
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Testimonios

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José Manuel y Elena

Decanato I

Somos los esposos José Manuel y Elena, tenemos 13 años de casados, coordinadores del decanato I. Estamos muy contentos de participar de las actividades que realiza la Comisión de Vida y Familia, ya que nos permite poder aprender y compartir con nuestra comunidad. Ello nos ha permitido poder realizar actividades como la peregrinación de la imagen de la Sagrada Familia que recorre nuestro decanato y es recibida por cada parroquia con cariño y oración. Tenemos el compromiso de seguir aprendiendo y llevando la palabra a ejemplo de la Sagrada Familia.

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Marcelo Acuña y Anita Huacchillo

Decanato I

Somos los Esposos Marcelo Acuña y Anita Huacchillo, tenemos 20 años de casados y 4 hijos, pertenecemos al decanato I. Estamos participando de las actividades y cursos de formación de la Comisión de Vida y Familia, de los que aprendemos mucho. 

Las charlas dominicales “Un tiempo para nosotros” que a la fecha recibimos con el Padre Manuel Morales y el ciclo Básico de formación de matrimonios líderes, del movimiento familiar cristiano ha sido de mucha ayuda para nuestro matrimonio, familia y servicio pastoral, los cuales nos han motivado e impulsado a transmitir lo aprendido y puesto en práctica con otras parejas, formando así un grupo parroquial dirigido a los esposos y convivientes. 

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Dante Medina y Rocío Martínez

Decanato III

Somos los esposos Dante Medina Saldarriaga y Rocío Martínez Rosales. Tenemos 18 años de matrimonio. Dos hijas: Ana Paula y María José, de 16 y 11 años, respectivamente. Pertenecemos al Decanato III. Hemos participado, con mucho agrado, del Curso de Pastoral Familiar, promovido por la Comisión de Vida y Familia; y, desarrollado por el Arzobispado de Santiago de Chile. Este fue, para nosotros, un curso altamente enriquecedor; toda vez que, nos permitió conocer con más detalle, la estructura, funcionamiento y proyección de la pastoral familiar, así como interactuar con diversos coordinadores de los decanatos y conocer así, la realidad de cada uno de ellos.

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Edith Vera Tudela y Hugo García

Decanato V

Somos Edith Vera Tudela y Hugo García, con 14 años de enamorados y novios y 35 años de matrimonio, Coordinadores del Decanato 5. Fue de lo más gratificante y enriquecedor para nosotros, el de haber podido vivir el Curso Online La Pastoral Familiar Parroquial ofrecido por el Arzobispado de Santiago, porque nos permitió tener una visión más clara de cómo podemos llegar y acompañar a las familias de hoy en sus diferentes realidades.

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Javier y Tanya Ñaupari Tapia

Decanato VI

Somos Javier y Tanya, familia Ñaupari Tapia, tenemos 23 años de casados y pertenecemos al decanato VI. Hemos participado de los cursos de familia organizados por la Comisión de Vida y Familia que nos han permitido seguir creciendo en nuestro matrimonio, así como compartir esta experiencia con nuestros hermanos de nuestra pastoral familiar y de las parroquias de nuestro decanato.

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Carlos León y Gilda Ponce

Decanato VIII

Somos los esposos Carlos León y Gilda Ponce, tenemos 30 años de casados y pertenecemos al Decanato Siete. Participamos del curso de Pastoral Familiar dictado por el Arzobispado de Santiago de Chile de la cual aprendimos mucho como matrimonio y también para volcar lo aprendido en nuestra Pastoral Familiar a la cual pertenecemos en nuestra Parroquia.

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David y Fabiola

Decanato IX

Somos David & Fabiola, esposos con 18 años de matrimonio, coordinadores de la Pastoral familiar del decanato IX, desde la formación recibida a lo largo de los años y la participación en las diversas actividades y cursos con la Comisión de Familia y Vida (últimamente el curso de Pastoral Familiar del arzobispado de Santiago de Chile), nos sentimos comprometidos a compartir lo aprendido y recibido, en el fortalecimiento y acercamiento de tantos matrimonios y familias a Dios, en la vida de fe, cuidado y protección de la vida y la familia y en el servicio que podemos dar con nuestra labor pastoral.