Crecer en familia durante la celebración cristiana del Adviento y la Navidad.
A través de los años, el tiempo en familia parece verse disminuido cada vez más. La modernidad, el trabajo, las redes sociales y otros asuntos de valores similares “parecieran” cobrar más importancia que amar, servir y escuchar a otros. La buena noticia, es que nunca es tarde. El adviento es un tiempo para prepararnos en familia, para celebrar el cumpleaños de Jesús procurando que Él nazca también en nuestros hogares, en nuestro corazones y se quede habitando en nosotros permanente.
Adviento quiere decir “¡Ya viene!”. Y es plenamente cierto que Jesús cumplirá esta promesa ¡no lo dudes! Entonces, ¿por qué no aprovechar este tiempo para profundizar en nuestra vida espiritual como familia? Si vivimos con nuestros hijos, será de gran importancia para fundar las bases de la educación cristiana en sus futuras familias y si ya son mayores, sigue siendo una oportunidad para ayudar a nietos, sobrinos y otros familiares.
Muchos son los “ritos” y costumbres latinoamericanas que se realizan al acercarse el mes de diciembre. Pero realmente ¿celebramos el adviento y la navidad cristianamente?, si nunca te lo habías preguntado te sugerimos hacer un pequeño ejercicio con humildad, honestidad y en profunda meditación:
- ¿Cuando realizas compras de alimentos, vestimentas y decoraciones para esta celebración, piensas en algún instante en las familias necesitadas?.
- ¿Acostumbramos a nuestros hijos o sobrinos, a compartir y regalar alegría en esta épocas?.
- ¿En mi hogar realizamos el rito de la corona de adviento?.
- ¿Bendecimos los alimentos a diario y oramos para dar gracias?.
- ¿Toda mi familia comparte con el prójimo más necesitado?.
Aprovechemos de convertir aquellos NO en SÍ aprendiendo a: ¿cómo el señor quiere que celebres tu fiesta?¿Te animas?
No es un secreto que las noticias contagian. Tanto buenas como malas. ¡Entonces, aprovechemos las buenas noticias para contagiarnos! Es sabido que en algunas familias cristianas, preocupadas por caminar a la santidad, se han preguntado el verdadero significado de estas fiestas y la forma en cómo queremos vivirlas. En algunos casos, se hacen proposiciones diarias para ayudar al prójimo mientras se preparan para la llegada de la navidad.
En otros casos, renuncian a sus regalos para hacer donaciones y ofrecen a otros la posibilidad de acompañarlos durante las fiestas. Cada realidad familiar es distinta, y no hay una forma única de servir al señor, por lo que la primera sugerencia que hacemos es, a través de profunda oración, intentar escuchar al Señor, para determinar cómo quieres celebrar este tiempo en familia.
Así como hacemos una lista para celebrar el cumpleaños de nuestros hijos, nietos o sobrinos, te sugerimos prepararte para el antes, durante y después del nacimiento de nuestro Redentor. El adviento se refiere a las 4 semanas previas a la Navidad.
Para representar este hermoso tiempo de preparación, utilizamos la Corona de Adviento, cargada de un rico simbolismo. Es una guirnalda hecha de ramos de pino ciprés, con 4 velas, un listón morado y algunos dorados. Más detalladamente, cada uno de los elementos de la corona, tiene un significado:
- El círculo de la corona: es el símbolo de la eternidad, porque no tiene principio ni fin, así como Dios. Asimismo, la corona nos recuerda la realeza de Jesús
- Color verde: Color de la esperanza en la venida de Cristo al mundo.
- Color rojo: Significa el amor que nos une; nos hace familia, hermanos en Jesús
- Cuatro velas, 3 moradas y 1 rosada: representa las 4 semanas previas a la Navidad, tiempo de adviento. También representa los cuatros siglos que el pueblo judío esperó por la venida del Salvador.
- Listón morado: Signo de penitencia. En el siguiente enlace le dejaremos más detalle del poder que posee nuestra corona de Adviento cristiana.
Luego de prepararlas en familia, podemos asistir a la Santa Misa para recibir las bendiciones para nuestras coronas de adviento o bien hacer una ceremonia de bendición en el hogar a través de oraciones y villancicos.
Al transcurrir estas semanas, damos inicio a la navidad y hay 3 tradiciones cristianas que además de conocidas, son realmente importantes:
Pesebre Navideño o Belén: Esta tradición está llena de mucha esperanza y fe cristiana, pues en ella se representa el nacimiento de nuestro señor Jesucristo. Antes del día 8 de Diciembre, debería estar presente en nuestros hogares, parroquias, espacios públicos o trabajos, el pesebre navideño, siendo este el día de nuestra santísima Virgen de la Inmaculada Concepción.
Para familias con niños, pueden animarlos a construir -adicionalmente- pesebres de todos los materiales (papel, cartón, cartulina) e incluso día a día ir moviendo los personajes con el propósito de contar la historia reflejada en las santas escrituras.
Esta tradición, nos ayuda a fortalecer nuestra comunidad en Cristo. En 1cor 12, 12-20, la palabra de Dios nos invita a participar a todos, y que juntos, podemos llegar ante el Padre en comunidad. Para nuestras familias cristianas, un pesebre es construir juntos, aportando cada uno las ideas para su elaboración y destinando un lugar en nuestro hogar para el pesebre, pues representa la llegada de nuestro Salvador. Los personajes que deben estar en el pesebre son:
- Niño Jesús: es el personaje central, el Hijo de Dios y Redentor de la humanidad, es el que trae la luz al mundo.
- Virgen María: simboliza la fidelidad, la pureza y el amor.
- San José: representa la fortaleza y la obediencia.
- Reyes magos, Gaspar, Baltasar y Melchor: simbolizan la sabiduría. Le llevan obsequios a Jesús y son los que revelan la naturaleza divina de Jesús.
- Estrella de Belén: simboliza la fe y la esperanza que guía la vida de los cristianos. hecho:
Árbol de navidad: Tiene su origen alrededor del año 723 y se atribuye a San Bonifacio, evangelizador de los pueblos alemanes, cuando viajó a una comunidad de paganos cerca de Geismar y transformó la adoración de un árbol de roble conocido con el nombre de “El Roble del Trueno”, que se acompañaba por sacrificios humanos, por un pequeño abeto dentro de los hogares acompañado de regalos amorosos y ritos de bondad.
Desde este momento esta comunidad y la nación comenzó a vivir la navidad con la luz de la vida del árbol del niño Jesús; en lo que hoy conocemos como Árbol de navidad. Esta tradición se extendió por todo el mundo, llevando luz, alegría y esperanza a los hogares. En cada árbol, la punta está dirigida al cielo, hacia donde está nuestro Dios y las luces representan la Luz de un Cristo Vivo.
Misa de Gallo: Debemos afianzar cada día más en nuestros hogares la celebración de la eucaristía, pues trae un profundo gozo en los cristianos, pues ha nacido nuestro Señor, Rey de Reyes, el Mesías. La Misa de Gallo, tiene una fecha y hora especial; se realiza entre la noche del 24 de diciembre y la madrugada del 25 del mismo mes. El horario, depende de las condiciones de la zona o región.
Esta tradición eucarística tiene sus inicios en el siglo V d.C., cuando el Papa Sixto III introdujo en Roma la costumbre de celebrar el nacimiento de Jesús con una oración a medianoche, «mox ut gallus cantaverit», «al cantar el gallo», pues este era el momento del inicio del día para los antiguos romanos. Esta expresión, es la que da a la misa su curioso nombre en la actualidad, desde entonces, la mayoría de los Papás realizan la acostumbrada misa de Gallo desde la Basílica de San Pedro, tan solo el Papa Sisto III, la realizó en la Basílica de Santa María la Mayor.
Podríamos seguir enumerando más tradiciones y costumbres cristianas, pero no debemos perder de vista a quien y que celebramos, el nacimiento de nuestro Salvador, nuestro Señor Jesucristo. De esta forma, podremos organizar todas las prioridades de tan importantes fechas para que representen su verdadero espíritu. Si nos centramos en el amor al prójimo, compartir en familia y con los más necesitados, debe estar por encima de costosos regalos o cenas que, más se ajustan a la moda y al mercado, que a la vida de servicio que el señor nos pide llevar, para anunciar su evangelio.